Opinión
La economía y la democracia: reflexiones para Venezuela

Por: Néstor Suárez | Economista. MSC AND PHD EN ECONOMÍA, miembro de la Comisión Plan País y asesor de la comisión de Energía y Minas de la Asamblea Nacional de Venezuela, @NestorSuarezRB

Hace más de 30 años muchos venezolanos debimos reunirnos, pero no lo hicimos.

Un día a los venezolanos nos confundieron y tomamos por riqueza lo que es un recurso natural. Nos creímos ricos, ignoramos que la riqueza se produce, y olvidamos y descuidamos sus condiciones de producción. Ese día llamamos al Estado a «repartir» y confundimos así lo público con lo privado.

Ese día nos convertimos en COLECTIVISTAS o SOCIALISTAS sin darnos cuenta. Nos equivocamos y extraviamos el rumbo a la creación de riqueza, la prosperidad y la paz. Nos metieron por la izquierda y allí seguimos.

Las ideas tienen consecuencias. Nos alejaron del Primer Mundo y todo bajo un sistema democrático «ilimitado», pero débil constitucionalmente que condujo a este desastre en Venezuela. Muchas veces por ser ilimitada no es buena para la economía, al menos en su versión de sufragio universal, sin calificaciones ni requerimiento de ningún tipo para ejercerlo. El problema de los bienes seudopúblicos es producto de la democracia.

Dos tentaciones son muy fuertes e irresistibles: para los elencos políticos, la de ofrecer indiscriminadamente bienes y servicios esenciales, costeados con contribuciones impuestas a los ricos, y para los electores, la de tomar por viable esas ofertas. Sin embargo, no siempre el sufragio fue universal en las democracias. No lo fue en el siglo XIX, el siglo victoriano del libre comercio o mercado y Estado Mínimo.

«Las ideas tienen consecuencias. Nos alejaron del Primer Mundo y todo bajo un sistema democrático «ilimitado», pero débil constitucionalmente que condujo a este desastre en Venezuela»

No por casualidad ese mismo siglo presenció la mayor acumulación de capital y explosiva creación de riqueza jamás vista en la historia de la humanidad, lo que permitió a enormes contingentes de población acceder a la vida, y alimentarse y vestirse, esperando llegar a un promedio de años de vida mucho mayor.

Y esa gente no estaba sujeta a cadenas de esclavitud o Servidumbre, podía trabajar libremente. Y podía emigrar. Pero no todos casualmente, estaban en capacidad de votar.

En el ruedo democrático, muchas propuestas del libre mercado son descalificadas con el argumento de que en todos los países hay intervencionismo estatal, incluso en los países ricos. En Singapur, se impuso la fórmula o receta capitalista: trabajo, ley y orden, libre comercio. Un estado que permite el ahorro interno y no interfiere en la economía. Solo leyes sabias y justas.

Pará poder hacer esto y cambiar el sistema, al principio tampoco hubo democracia. Lee Kwan Yew el líder y padre de Singapur no tenía nada en contra de la democracia, al contrario decía que era una maravilla que el pueblo elija sus representantes al Parlamento para hacer las leyes, y autoridades dedicadas a cumplirlas y a hacerlas cumplir.

«Finalmente, digamos que las políticas públicas relacionadas con la economía, como las que defendemos siempre, no tienen nada que ver con la «ingeniería constitucional» democrática o electoral»

Lo único que Lee, se preguntó fue: ¿todos los pueblos estarán preparados para la democracia? Según Lee, una cosa es creación de riqueza, y otra, democracia. Según él, para crear riqueza no se necesita democracia, muchas veces estorba. Lo que se requieren son leyes y tribunales sabios y justos, además de carreteras y puentes, y pocos impuestos.

Finalmente, digamos que las políticas públicas relacionadas con la economía, como las que defendemos siempre, no tienen nada que ver con la «ingeniería constitucional» democrática o electoral. Es decir, las tasas de interés deben ser de mercado, los salarios libremente convenidos, las compañías de transporte o diferentes empresas deben competir. Y eso no tiene nada que ver con dos Cámaras en el Congreso o una sola, un sistema electoral más o menos proporcional, sufragio automatizado o manual, o con la existencia o no de referéndum revocatorio para alcaldes y gobernadores.

Esto debería estar muy claro, pero los problemas de fondo, soluciones y propuestas parecieran reducirse exclusivamente a lo político, como sí más y mejor democracia fuera una especie de panacea universal.

En algún lugar y punto de la fatídica ruta que nos trajo al tercer mundo y a la destrucción y pobreza, muchos venezolanos debimos reunirnos para reprender desde el principio los conceptos de Libertad, Justicia, Riqueza, Ley, Orden, Progreso, Democracia, Recurso Natural, Gasto público, etc y a vocearlos.

Debimos quitarle al socialismo sus disfraces y evitar ésta situación. Tal vez hubiéramos hecho contrapeso. Y quizás hubiésemos logrado cierto equilibrio en el juicio, ideas y orientaciones. Pero no lo hicimos, y el socialismo o estatismo se nos impuso en nombre del «progreso» y de la «democracia». La Salida es la desestatización y responsabilidad individual.
Es la libertad dentro del Orden.

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