La cuarentena agrava el «aislamiento social» de colombianos con discapacidad

• Las personas con limitación visual o quienes están en sillas de ruedas, cuya relación con el mundo está mediada por el contacto con las manos, o los sordos que leen los labios de los demás, por estos días cubiertos con mascarillas, hoy sienten que la cuarentena les ha complicado la vida diaria

EL VENEZOLANO COLOMBIA

La cuarentena contra el coronavirus ha agravado las ya difíciles condiciones de «aislamiento social» que padecen las personas con discapacidad en Colombia, marginadas hasta el punto de que las autoridades ni siquiera saben cuántas son ni dónde están.

Las personas con limitación visual o quienes están en sillas de ruedas, cuya relación con el mundo está mediada por el contacto con las manos, o los sordos que leen los labios de los demás, por estos días cubiertos con mascarillas, hoy sienten que la cuarentena les ha complicado la vida diaria.

El sicólogo Carlos Vergara, de 31 años y que tiene una limitación visual de más del 90 %, explicó que «las normas de prevención adoptadas (contra el coronavirus) han sido de carácter general y no han tenido en cuenta a este sector de la población».

«Debe haber una conciencia colectiva de que la población con discapacidad debe permanecer en casa, pero también hay algo importante y es que hay muchos que son independientes y viven solos. Es fundamental que el Gobierno empiece a desarrollar estrategias específicas para la población con discapacidad», indicó.

DIFICULTADES EN EDUCACIÓN

Vera Judith Diazgranados, madre de una niña de ocho años con síndrome de Down, también siente en carne propia esa situación, acentuada desde que fueron suspendidas las clases presenciales en el colegio inclusivo en el que estudia su hija.

«Ha sido muy brusco el cambio que han tenido los niños con la suspensión de las clases presenciales y, en el caso de mi hija, por su discapacidad lo más importante es su atención y en el ambiente de casa se torna muy difícil porque se siente cómoda y no presta atención a las clases virtuales», dijo Diazgranados.

Fotografía de Geraldine Martinez, quien tiene osteogénesis imperfecta, durante un recorrido por las calles de Barranquilla (Colombia). EFE/Hugo Penso

Ante las dificultades, la madre estuvo considerando retirar a su hija del colegio y buscar alternativas que faciliten su situación porque considera que el sistema educativo colombiano no está preparado para este modelo virtual, y mucho menos para niños con discapacidad.

El consejero Presidencial para Personas con Discapacidad, Jairo Clopatofsky, dijo a Efe que aunque el país ha avanzado para mejorar la situación de estas personas, comenzando por un registro nacional, todavía «se nos pueden estar quedando por fuera muchísimos colombianos, no sabemos cuántos, pero estamos haciendo muchos esfuerzos para poder ubicarlos».

Explicó que actualmente están cruzando registros de varias bases de datos con el fin de tener una cifra lo más cercana a la realidad para que la mano del Estado pueda llegar hasta ese grupo poblacional del cual él mismo hace parte.

RETOS EN SALUD Y MOVILIDAD

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 10 % de los habitantes del planeta tienen algún tipo de discapacidad que dificulta su interacción con la sociedad y sus posibilidades de desarrollo individual.

La sicóloga María del Pilar Pinzón, quien está al frente de la Fundación Unicornio, entidad sin ánimo de lucro que trabaja en Barranquilla por los derechos de las personas con discapacidad, indicó a Efe que desde antes de la pandemia se vulneran los derechos de esta población.

«En medio de la cuarentena esto se ha vuelto más complejo porque se dificulta el acceso a la salud y la rehabilitación y la mayoría de las veces no se encuentran los canales de comunicación alternativos con las entidades de salud para garantizar el acceso a los servicios», dijo.

Uno de esos casos es el de Geraldine Martínez, ingeniera industrial de 29 años dedicada a asesorar proyectos de inclusión y accesibilidad de personas con discapacidad, quien manifestó a Efe que quienes tienen que desplazarse en sillas de ruedas viven una situación complicada, especialmente en el transporte público.

«Como no puedo usar mis piernas todo lo tengo que tocar con las manos, como la silla de ruedas, abrir puertas o llevar cosas y eso me deja más expuesta ante esta pandemia», agregó sobre los riesgos de contagio de COVID-19.

En esta emergencia sanitaria las mascarillas son fundamentales para prevenir el contagio pero su uso crea un problema adicional para los sordomudos que se comunican mediante gestos y la lectura de los labios.

Por esa razón, en el Congreso se tramita un proyecto de ley para que mascarillas hechas con material transparente, que permita ver los labios, sean de uso obligatorio por funcionarios públicos, iniciativa que sin embargo no parece que alcance a ser aprobada o aplicada durante esta pandemia.

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