Flamenco por streaming, desde México y por un bailaor español

• Antonio Rodríguez, de la compañía Noche Flamenco, mostrará cómo se bailan los tangos de Granada

EL VENEZOLANO COLOMBIA | CLARÍN

La pandemia del coronavirus, que bien sabemos cuántas fronteras ha cerrado, paradójicamente también abrió otras. El renombrado bailaor y coreógrafo andaluz Antonio “Chupete” Rodríguez dará este próximo 26 de septiembre un curso virtual desde Tulum, una zona idílica en el sudeste de México, donde vive desde hace ocho años; el curso fue organizado en Buenos Aires por una gran bailaora argentina, Hebe Zacco, para la que el bailaor es una referencia ineludible.

Antonio Rodríguez vino varias veces a Buenos Aires con los recordados espectáculos de la compañía Noche flamenca de Soledad Barrio. Continúa siendo artista de esta compañía, con la que ha viajado por el mundo durante mucho tiempo; en diciembre pasado hizo una temporada en esa sala neoyorquina, emblemática de la danza, que es el Joyce Theater.

Hebe vivió y estudió flamenco en España y recuerda la primera impresión que recibió del bailaor: “Era el año 2001 y yo estaba en un lugar bastante alternativo del flamenco en Sevilla. Y en un momento lo veo a Antonio bailando sentado, algo impresionante, muy expresivo y muy personal. Quedé realmente impactada y entendí que había otras maneras de bailar”.

-Antonio: ¿qué era exactamente ese lugar? ¿Un bar, un club, una peña flamenca?

-Un estudio de danza regenteado por una japonesa, donde también se hacían actuaciones, encuentros y fiestas flamencas. Recuerdo aquello que dice Hebe, pero no era algo que ocurriera habitualmente; aquel día salió así porque era un sitio especial.

Antonio "Chupete" Rodríguez, bailará tangos en Granada.

Antonio «Chupete» Rodríguez, bailará tangos en Granada.

-¿Empezaste muy temprano con el flamenco, no es cierto?

Sí, tendría cinco o seis años. Y aproximadamente a los diez empecé a bailar profesionalmente, porque mi madre había montado una compañía con la que hicimos giras dentro y fuera de España. Mis primeros recuerdos los tengo de mi pueblo, en Osuna; allí había un gitano que tenía una escuela y con él aprendí sevillanas y fandangos: los bailes más folclóricos. Luego mi mamá comenzó a llevarme a Sevilla los fines de semana a tomar clases privadas con Enrique el Cojo, Pepe Galván, José Mancilla; iba cambiándome de un maestro a otro porque ella ya pensaba que yo podía dedicarme al baile.

-¿Tu familia era de origen gitano?

Sólo mi abuela lo era, en parte. No nos criamos en la cultura gitana, aunque yo después me metí muchísimo. Pero cuando éramos pequeños no estábamos cerca de los gitanos; quizás por protegernos porque aquella era una época de mucho racismo hacia ellos; no como ahora, que se mira a la cultura gitana como algo romántico y pintoresco.

-Nombraste a Enrique el Cojo, una leyenda absoluta como maestro de baile flamenco. Pero me imagino que ya sería muy mayor cuando tomabas clases con él.

-Muy mayor. Prácticamente no caminaba y creo que nunca se ponía de pie. Daba la clase golpeando la mesa con una regla y así me tenía horas y horas machacando. Mi madre decía “este señor nos está engañando; cómo puede ser un maestro de baile que no enseñe pasos ni coreografías”. Con los años me di cuenta de que fue el mejor maestro que tuve.

Antonio Rodríguez, con la bailaora Marien Luevano.

Antonio Rodríguez, con la bailaora Marien Luevano.

-¿Por qué?

-Porque me educó el oído antes que nada. Tomé esto de él en mis propios cursos.

-¿De qué otro maestro valorás una influencia?

-De Pepe Mancilla. Me hizo reconocer los cantes y a descifrar muchos estilos, cosas que hoy creo que no se enseñan.

-Hebe, desde hace mucho tiempo llegan desde España a Buenos Aires innumerables maestros de flamenco. ¿Cuál sería el aporte de un curso de Antonio?

-No lo habíamos conversado entre nosotros, pero son estas cosas que él comenta ahora las que yo recibí como su alumna: la musicalidad, letras de cante que no conocía. Yo tenía letras más bien tradicionales del flamenco y Antonio me trajo otras más cotidianas o más poéticas. Y como él tiene una búsqueda muy personal, es esto es lo que lleva a los alumnos, estudiantes o profesionales.

-Antonio, ¿podrías describirte como bailaor?

-Creo que traigo todo lo antiguo, pero busco también nuevas formas sin abandonar nunca el idioma del flamenco. Me gusta mucho la literatura, la pintura, viajar; son todas cosas que me han abierto la mente. Pasé un año en Japón trabajando en compañías y allí conocí a Antonio Canale y a Pepín Serrano; gente que hacía un flamenco un poco estilizado sin llegar al clásico español. Me decía “me gustan cachitos de esto; no todo, pero sí algunas connotaciones”. Siempre he estado robando de todas partes. Con estas cosas se va haciendo tu forma de bailar.

Antonio Rodríguez se fue a vivir a Tulúm, México. Dice que le recuerda a los pueblecitos de España de otros tiempos.

Antonio Rodríguez se fue a vivir a Tulúm, México. Dice que le recuerda a los pueblecitos de España de otros tiempos.

-¿Por qué vivís en Tulum?

-Vine a México con una gira de Noche flamenca hace veinte años y me enamoré del país, de su estilo de vida y de los pueblecitos que me recordaban la España de otros tiempos. Soy muy nostálgico. Hace ocho años compré un lote aquí, en medio de la selva. Viajo mucho. pero vuelvo siempre.

-El curso de este sábado estará concentrado en un único ritmo del baile flamenco: tangos de Granada (nota: que no tiene ninguna relación con el tango rioplatense). ¿Por qué esa elección?

Hebe: Ahora hay una especie de fanatismo por nombrar el tango con su lugar de origen: de Extremadura, de Granada, de Cádiz. Entonces pensé que era bueno elegir un tango de un lugar específico.

Antonio: Hasta 2018 estuve tres años viviendo en Granada; trabajé en un tablado de las cuevas del Sacromonte conviviendo con los gitanos y creo que puedo aportar algo de eso. Son todas familias y eso ayudó mucho a que se conservara la tradición. Es algo perdido ese mundo; cómo se vive allí, esos personajes maravillosos, esas gitanas antiguas. Y es una belleza mirar a los niños y niñas, ya tan pequeños y cómo bailan y cantan. Les ha llegado la tradición de una manera oral: “Fíjate el paso de la Tía Juana, fíjate cómo se mueve”. Y sus comuniones, bodas y bautizos son siempre excusas para una fiesta. Casi no se habla: se canta y se baila.

El streaming podrá verse este sábado 26 de septiembre a las 12, hora de la Argentina. Informes en Instagram: @zaccohebe Facebook: Hebe Zacco.

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