Lagunas y omisiones del Estatuto de Protección Temporal, según expertos

• La medida colombiana abre una ruta para que más de 1.700.000 venezolanos regularicen su situación migratoria y abre perspectivas para su plena integración a la vida productiva y social de Colombia el permiso migratorio conocido TPS que les permitirá trabajar y residir legalmente

EV COLOMBIA |  EL ELSPECTADOR

El decreto de Estatuto Temporal de Protección para los Migrantes Venezolanos (ETPMV) firmado por el presidente Iván Duque el 1 de marzo pasado es, sin duda alguna, un punto de inflexión en las políticas migratorias de Colombia, un país que históricamente no ha estado especialmente abierto a movimientos migratorios provenientes del exterior.

Además es, sobre todo, un audaz movimiento que coloca al país a la vanguardia latinoamericana en el abordaje de la crisis de movilidad humana proveniente de Venezuela que ha impactado particularmente a América del Sur.

La medida colombiana abre una ruta para que más de 1.700.000 venezolanos regularicen su situación migratoria –sólo una minoría cuenta actualmente con algún tipo de visa- y abre perspectivas para su plena integración a la vida productiva y social de Colombia. No en balde, la decisión gubernamental ha despertado un amplio apoyo tanto nacional como internacionalmente.

CONTRASTE CON OTROS PAÍSES

El decreto que instaura el ETPMV en Colombia contrasta con la tendencia que se ha venido apreciando en los últimos meses en los países del cinturón andino suramericano que han recibido la proporción absolutamente mayoritaria de la migración venezolana, donde con el paso del tiempo se han ido restringiendo las posibilidades para acoger al éxodo venezolano, bien sea elevando el listón de requisitos, absteniéndose de adelantar procesos de regularización o militarizando las fronteras.

Chile se ha convertido en el caso más extremo desde donde a comienzos de febrero de 2020 se expulsó a un numeroso grupo de venezolanos, colombianos, peruanos y bolivianos –no precisamente de la manera más digna- que se encontraban allí en condición irregular.

LAGUNAS Y OMISIONES

Así, el decreto del ETPMV sigue manteniendo en manos de Migración Colombia unos elevados niveles de discrecionalidad a la hora de denegar o suspender los permisos, sin que los solicitantes o beneficiarios de los mismos puedan activar recursos de reconsideración, lo que sin duda sitúa a los migrantes en una clara posición de desventaja.

Así mismo, la previsión recogida en su articulado en relación a la incompatibilidad de obtener el permiso si los solicitantes tienen antecedentes penales, anotaciones o procesos administrativos sancionatorios o judiciales en curso en Colombia o en el exterior, sigue siendo muy amplia y podría llevar a situaciones absurdas como la de no beneficiar a un migrante que haya cometido una falta menor, como una infracción de tránsito por ejemplo.

Si bien el decreto recoge ahora en sus considerandos una mención al derecho a la protección de la familia, no se hace referencia alguna a una ruta definida para los procesos de reunificación familiar, elemento crucial toda vez que es conocido que el carácter intempestivo y masivo que ha tenido el fenómeno migratorio venezolano por todo el continente americano ha dejado núcleos familiares divididos que será necesario reunificar en el menor plazo posible.

No es suficiente prever, como está contemplado en el decreto, un período de dos años adicionales a partir de la firma del mismo para permitir la entrada de nuevos migrantes que puedan acogerse al ETPMV, pues la condición impuesta es que lo hagan legalmente con un pasaporte sellado y de todos es conocido que el Estado venezolano no está proveyendo esos documentos de manera rutinaria y, cuando lo hace, cobra unos precios inalcanzables para la empobrecida población venezolana. Además, con las fronteras cerradas el requisito de una entrada legal es imposible cumplirlo para la mayoría de los ciudadanos venezolanos.

Habrá que esperar las resoluciones que comience a emitir Migración Colombia al poner en marcha este ambicioso programa, con la esperanza de que en el aún largo trecho de camino que nos falta por recorrer se vayan llenando lagunas y omisiones que contribuyan a preservar los principios que han dado vida a esta iniciativa y que ha despertado tantas esperanzas entre la migración venezolana, elogios de la comunidad internacional y compromiso por parte de los diferentes sectores del país.

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